martes, 9 de junio de 2009

Bicicletas y sillas de ruedas

Hoy me apetece contar la historia de como conseguí mi primera silla de ruedas. Digo primera porque para mi una silla de ruedas es como un transporte más y como tal, según salen nuevos modelos y el bolsillo lo permite hay que cambiar. Es cierto que existe un cierto colectivo que las utiliza más asiduamente por necesidad, pero yo, para nada quiero entrar a herir las sensibilidades de nadie.

En mi caso, siempre he querido tener una silla de ruedas, es el sumun de la holgazanería pensaréis, pero realmente, la primera vez que se me ocurrió lo de tener una silla de ruedas fue cuando estaba enganchado a la escalada y quería conseguir más fuerza en los brazos. Ahora que casi no escalo, el deseo sigue aferrándose a mi.

El caso es que bicicleteando por las calles de Valencia a altas horas de la mañana, encontré a lo lejos una silueta familiar, se trataba de mi primera silla de ruedas. Qué emoción me embargó, estaba abandonada y según la ley de la calle y de la piratería era del primero que la recogiera. Ipso facto, fui a por ella:


Estaba bien cuidada y hasta estaba maqueada con la bandera del mejor equipo local de sillas de ruedas "Hospital de Valencia" decía. Todo era tan bonito.... la agarré y paseamos juntos:


Pero como todas las historias bonitas tienen un fin, para la mía no había destino diferente, resumiendo, en medio del paseo nocturno con mi bonita silla de ruedas apareció la policía y resultó que lo de "Hospital de Valencia" no era un equipo de Chairbol sino que era el copyright, así que no me quedó más remedio que devolverla a su dueño legal que seguro que la maltratará (porque si no no se hubiera escapado).

Y ya está, esta es toda la historia. De libro.

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